El Paseo de la Reforma tiene una exposición cultural de los cinco continentes. Puedo mezclarme con las griegas, beber cerveza alemana, tomarme fotos con una pareja de indoneses recién casados (pero que no aparentan tener ni quince años), puedo probarme trajes de la India, tomarme un café turco y escuchar música árabe.
He dado la vuelta al mundo en dos horas, he cruzado fronteras cada tres minutos, por un instante he sido Español, Guatemalteco, Salvadoreño, Tailandés y Vietnamita. Me han quedado todos los trajes, mi rostro se ha adecuado a todas las mascaras, mi piel se ha mezclado con otras pieles y ha tomado un bello color mestizo, un orgulloso color mestizo.
He recorrido el mundo entero, he hablado todos los idiomas, y cuando llegó el silencio, me he encontrado a mi mismo, solo, tratando de ser yo, intentando volver a ser yo… sin poder lograrlo.
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