Mañana me iré a mi país y no te he encontrado hippie loca, he subido a más metros que todos los días en que he estado en la ciudad. Esta anocheciendo y no me quiero ir a ningún lugar que no sea otro metro. Ya casi son las diez y por fin apareces, tu carita triste es inconfundible, me subo enseguida y me siento a tu lado.
Sigues escribiendo como si tuvieses muchas cosas que agregarle a tu testamento, me dices que ahora no es un testamento, sino una larga lista de lo que quisieras hacer antes de morir. Me quedo mirándote como un idiota mientras escribes, tú me das un beso y sigues escribiendo. Nos bajamos en la estación Balderas, nos sentamos en un parque y después de mirarme a los ojos un instante, supiste que tenía algo que decirte. “Me voy mañana” te dije. Te quedas en silencio y me das un abrazo, siento que estas llorando, o quizás soy yo quien llora, no lo puedo describir bien: “Las almas como las nuestras solo se conocen poco tiempo, esa es la regla, debí advertirlo” me dijiste con un tono triste. Te tomé de la mano y acaricié tu cabello “si hubiera un modo, yo regresaré” te prometí mientras la luna se presentaba como testigo.
Nos miramos despacio, nos conocíamos tanto que sabíamos perfectamente que eso no va a ocurrir. Te devolví tu pluma, te pedí que sigas escribiendo y que procures no morir durante muchos años. Antes de irte me dijiste algo que me hará recordarte siempre: “Si un día llego a morir… estarás en mi testamento.”
1 comentario:
Vaya, que hermosa y triste
historia, me pregunto si será realidad? puede ser =)... siempre vivimos despidiendonos, o al menos eso siento, pero la vida es asi, y todo tiene una razón, me paso como siempre, te dejo un beso y hasta pronto ^_^
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