domingo, 13 de junio de 2010

OJOS TRISTES

Me he quedado sentado en las estaciones del metro, no me he subido a ninguno, solamente con la esperanza de encontrar aquella muchacha de ojos tristes y aspecto de hippie. Están los metros que van a la estación Tasqueña, los que van al Cuatro Caminos, esta la estación Balderas, la estación San Antonio de Abad, me voy a todas y me quedo sentado en una banqueta, cogiendo mi cuaderno para poderme a escribir.

Dos ancianos se sientan a mi lado, aquella señora de trenzas largas abraza a su esposo mientras la lluvia golpea el techo, él la toma de la cabeza y lo apoya en su hombro. Se hacen bromas, juegan con sus manos a intentar golpearse y terminan acariciándose, para regresar a la posición inicial, ella con la cabeza en el hombro de él. Alguien les habrá dicho que el amor no existe?, que solo fue el invento de algún dios astuto y embustero, para no sentirnos solos, para no morir en silencio. Pero entonces porque son tan felices estando uno al lado del otro?, será acaso esa la formula?.

Son casi las ocho de la noche y aquella muchacha nunca apareció, quizás se entretuvo en alguna biblioteca, en alguna plaza, en algún bar de mala muerte, esas que tanto me gustaban, será por eso que me agrada tanto aquella niña de ojos tristes. Hoy no pude dar con ella, talvez encontró lo que buscaba, los caminos que la lleven a esa dulce eternidad… que es la muerte.

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