martes, 13 de noviembre de 2012

ANDROMEDA II




Ella dibuja sonrisas a su paso, tiene motivos para reír y hacerme reír, también tiene motivos para llorar pero no los demuestra, ella es fuerte, sensible, profunda y tierna. Se viste de lila y no hay color que le quede más lindo, sobre todo cuando sonríe, porque cuando ella sonríe, todo parece más sencillo.

Ella se cruzó en mi camino una mañana de marzo, le hecho un poco de luz a mis días, me presto su compañía por un tiempo, me regalo muchas sonrisas y una que otra fantasía. Ella se fue sin avisar una tarde de Junio, la extrañé como se extrañan los buenos momentos. Se alejó tanto que parecía imposible volver a verla, se cambió de apellido y color de cabello, se cambió de mundo. Mientras tanto la vida seguía, enterrando memorias, anhelando pasados, y al día siguiente empezando de nuevo.

La vida es un juego de ajedrez, donde el destino mueve sus piezas como se le antoje, suelta sus torres, despliega sus caballos y sacrifica a sus peones. Yo todavía tengo mis dudas si el destino sabe jugar ajedrez. Pues ella volvió una tarde de Enero, más linda pero menos libre, con ganas de amar y ser amada, con un corazón arrugado pero no roto. Me busco y yo la busque, ambos nos encontramos frente al mar para descubrir que fue de nosotros. Y también ambos nos perdimos frente a aquella orilla, bajo aquella tarde, entre esos labios tan temerosos que nunca olvidé.

Ella asiste a encuentros clandestinos, donde dejamos más que gemidos, ella me pide prometer algo que yo sé que jamás podrá cumplirse: buscarnos siempre, por toda la vida. Ella piensa que el amor es para siempre, y yo no tengo el valor de despertarla de ese sueño, prefiero que lo haga sola y esperar el día en que me diga que se cansó de soñar. Yo la quise de muchas formas, cada una mejor que la otra, pero no tuve la valentía de demostrárselo, sabía que cada día la perdía, y nunca le pedí perdón por dejar que eso suceda. Al final, solo fuimos dos miedosos intentando vivir el momento, sin preguntar por el futuro.

Ella fue mi amiga, fue mi amante y luego, una noche, después de tanta confusión,  dejo de ser ambas cosas. Abandono la habitación y apago la luz. Aún existen noche en que la extraño, pero ya no se lo digo, hay días en que ella me rehúye o me rechaza, y es cuando más linda la ven mis ojos. El futuro es generoso con ella, mientras más lejana esta, se hace más bonita, eso no se puede evitar.  Ella va escribiendo su historia en otro mundo, yo anhelo alguna vez conocer ese mundo.

Ella dibuja sonrisas a su paso. Tiene motivos para reír y para llorar, ella es fuerte, sensible, profunda y tierna. No hay color que no le quede, sobre todo cuando sonríe. Porque cuando ella sonríe, todo parece más sencillo, como escribir esta historia… sobre lo que alguna vez pudo ser.